La fiscalidad de un plan de pensiones es uno de los atractivos principales de esta modalidad de ahorro. Si por lo general atendemos a la variable tributaria a la hora de decidir la suscripción de cualquier instrumento financiero, en el caso de los planes de pensiones este aspecto cobra más trascendencia, por la posibilidad de combinar el ahorro para el futuro con el alivio fiscal presente.

No es una novedad que estos mecanismos de ahorro centrados en la jubilación tengan un tratamiento fiscal privilegiado, pues la posibilidad de desgravar las aportaciones realizadas a los planes de pensiones es un clásico de las declaraciones de IRPF.

Su potencia como herramienta para reducir la factura de la Renta se ha minimizado algo en los últimos años, pero la casilla plan pensiones renta 2016 sigue siendo muy atractiva.

¿Qué es un plan de pensiones?

Hay pocas cosas que el ciudadano común no sepa sobre la utilidad de los planes de pensiones. En un contexto de creciente temor sobre la viabilidad del sistema público de pensiones, la recomendación de ahorrar para la jubilación aparece desde casi el inicio de la vida laboral de un profesional.

Eso es un plan de pensiones: ahorro de un particular invertido por una entidad financiera para devolver a su titular una rentabilidad en el momento de su jubilación.

Otro factor favorable para los planes de pensiones es su flexibilidad, pues las aportaciones a los mismos pueden ser fijas o periódicas, en función de la voluntad de ahorro o las posibilidades económicas de su titular.

Y además los planes se ajustan al perfil de edad del contratante, con mayor nivel de riesgo tolerable en cuanto más lejos está la edad de jubilación. Son, en ese sentido, un traje a medida.

La posibilidad del rescate de las cantidades aportadas aparece como cláusula de salvaguardia en caso de dificultad insuperable para el titular, siendo las más comunes la de situación de desempleo prolongada en el tiempo o enfermedad grave, así como obviamente el fallecimiento del titular del plan de pensiones, en cuyo caso los herederos del mismo podrán recuperar las cantidades aportadas.

Fiscalidad de un plan de pensiones: Calcular el ahorro fiscal

A partir de aquí, entramos en la fiscalidad de los planes de pensiones, y en este aspecto, una pregunta frecuentes es: ¿cuánto se queda Hacienda de un plan de pensiones?

Y en este caso los números están muy claros.

A la hora de hacer la declaración de la Renta, el contribuyente podrá desgravar hasta 8.000 euros de límite sobre su base imposible a través de aportaciones a planes de pensiones. Con un tope: no se podrá desgravar más del 30% de los rendimientos del trabajo.

 

Con estos principios, al ciudadano que tiene suscrito un plan de pensiones le resulta sencillo programar su aportación anual en función del ahorro fiscal que resultará del mismo. Teniendo en cuenta que los límites son generosos, porque una aportación de 8.000 euros anuales, límite fijado por Hacienda, está muy por encima de cualquier aportación media.

Lo mismo se puede decir del otro tope fijado, el 30% del total de cantidades percibidas por rendimientos de trabajo u otras actividades económicas.

Por poner un ejemplo, una aportación de 3.000 euros al año para un contribuyente cuyo tipo marginal de IRPF sea un 40% se ahorrará 1.200 euros en su declaración anual.

Como particularidad, también es posible desgravar las cantidades aportadas a un plan de pensiones a nombre del cónyuge, hasta el límite de 2.500 euros, aunque este supuesto solo es aplicable en el caso de que el cónyuge no reciba ingresos por actividad laboral o estos sean inferiores a 8.000 euros anuales.

La flexibilidad en las aportaciones a los planes de pensiones

Un aliciente muy importante de los planes de pensiones desde el punto de vista del contribuyente es su flexibilidad. Por eso es tan común hacer números a final de año y realizar aportaciones únicas en diciembre para explotar al máximo la desgravación en el impuesto sobre la Renta, siempre que se disponga de recursos para ello.

Claro que todas estas ventajas fiscales están sujetas a ciertas condiciones. Y la principal de ellas, es necesario tenerlo presente, es la factura fiscal que hay que pagar en el momento del rescate, porque llegado ese caso todas las cantidades cobradas se incorporan a la base imponible, tanto las procedentes de las aportaciones como los beneficios derivados de la gestión del plan.

La principal consecuencia de este hecho es que el contribuyente, en el momento en que rescata su plan de pensiones, se ve al mismo tiempo abocado a un tipo marginal superior al que le correspondería en su declaración de IRPF.

La impresión que le puede quedar es que tiene que pagar de golpe no solo el ahorro fiscal que disfrutó durante años, sino que además el castigo es aún más duro.

Como conclusión, los planes de pensiones son un excelente instrumento para el ahorro, y aparecen como un comodín guardado desde el punto de vista de la eficiencia fiscal. Pero, como con casi todo, hay que planificar y hacer números antes de decidir.